A lo largo de la historia los músicos han estado bajo la atenta supervisión de los poderes políticos precisamente porque las clases dirigentes conocían perfectamente el poder de las canciones para adoctrinar al público como para hacerlo soñar o rebelarse. Todos los videos son políticos aunque no lo expliciten. Lo contracorriente está infrapromocionado y se destina a un público minoritario. Se puede construir un discurso contrahegemónico pero, para llegar a la juventud, debería ir a la mayoría mediante el pop-rock.
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